Cualquier herida que hagamos en nuestra piel, sin importar su origen (quemadura, golpe, caída, cirugía), hace que nuestro organismo entre en un único objetivo: la reparación de los tejidos dañados.  

La evolución de la cicatriz va a depender de diversos factores tales como:

• Localización de la herida
• Tipo de piel
• Edad
• Estado nutricional

Además, los cuidados que tengamos con nuestra lesión dependerán totalmente en el resultado a largo plazo de esta.

¿Qué es la cicatrización?

La cicatrización es un proceso biológico en el cual, por medio de reacciones e interacciones celulares, el organismo empieza a reparar las heridas para cerrar la piel y de este modo evitar la exposición de la parte interna a patógenos externos.

¿Cuáles son las fases de la cicatrización?

Las fases de la cicatrización se dividen en:

Inflamación: ocurre durante el tercer y cuarto día de la lesión. Se detiene el sangrado por la llegada de plaquetas y se forma el trombo de fibrina en el lugar de la herida.

Luego, las plaquetas atraen a las células más importantes en este proceso: los polimorfonucleares y los macrófagos que inician la inflamación y limpian la herida de restos y contaminantes.

No obstante, hay heridas considerables en la cuales el cierre no sucede en la fase inicial, o en las que hay una herida constante y prolongada, entonces en ese caso la fase inflamatoria puede extenderse por un tiempo considerable.

Proliferación: en esta fase ocurren dos procesos. El primero es la formación de un nuevo tejido conectivo rico en fibroblastos y macrófagos, y con una matriz extracelular de colágeno, fibronectina y ácido hialurónico, y el segundo es la angiogénesis. Los queratinocitos de la periferia proliferan hasta que entren en contacto unos con otros.

Maduración: durante los 6 meses siguientes empezará la remodelación de ese tejido conectivo reemplazando el viejo colágeno por uno de tipo I y sintetizando elastina y proteoglicanos.

Durante este proceso de reparación de la piel, los macrófagos y las plaquetas segregarán factores de crecimiento que estimularán la proliferación fibroblástica y la neovascularización de la herida.

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Recomendaciones generales

Limpieza

Durante los primeros días lo más importante es mantener la herida limpia para evitar infecciones. Lavar la herida con agua y jabón es suficiente, generalmente no es necesario aplicar ningún tipo de antiséptico, después de lavarla siempre se debe secar correctamente con un paño o toalla limpia.

Según la gravedad o estado de la lesión, el médico puede recomendar mantenerla tapada con gasas para evitar que se infecten por agentes externos como polvo, bacterias, entre otros. Pero lo normal es dejarla al aire para promover el proceso de cicatrización.

No fumar

Los agentes químicos presentes en el tabaco ocasionan la resequedad de la piel, por esta razón si la piel está delgada, reseca y deshidratada se dificultará este proceso. Por otro lado, factores como la oxigenación de los tejidos y la síntesis de colágeno, se ven obstaculizados por los compuestos del cigarrillo.

Evitar el sol

La piel es muy vulnerable a la radiación ultravioleta y aun más cuando está atravesando por un proceso de cicatrización. Exponer una lesión al sol, sin la respectiva protección contra los rayos solares producirá hiperpigmentación de la zona, que acabará siendo más oscura que la piel alrededor.

Un protector solar con factor de protección 50 en adelante será suficiente para cuidar de nuestra cicatriz. Ten en cuenta que debes aplicarlo por lo menos cada 3 horas en cualquier circunstancia.

Mantén tu piel hidratada

Mantener la piel hidratada en todo momento es imprescindible para conservar su juventud y elasticidad, además le damos la capacidad de regenerarse con facilidad.

Actualmente en el mercado hay muchos productos especializados para el cuidado y mejoramiento de las cicatrices. En todo caso siempre es conveniente que preguntes a tu dermatólogo de confianza cuál es el mejor producto para tu edad, tipo de piel y estado de salud.