Día Nacional del Café, historia chapoleras

Chapoleras: recolectoras de la tradición cafetera


En el Día Nacional del Café destacamos a las mujeres chapoleras: reconocer su labor en la caficultura y producción de este producto, contándote dos historias que representan a la mujer luchadora y emprendedora cafetera.

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Cuando tomas una taza de café, no solo consumes un producto: estás valorando la historia de miles de personas, quienes con empeño sembraron y cosecharon lo necesario para esa bebida tan apetecida internacionalmente.

En el Día Nacional del Café, destacamos las labores que realizan las chapoleras, quienes representan la fortaleza y esfuerzo de los trabajadores del campo en el mundo cafetero, mujeres recolectoras, quienes trabajan desde el sol naciente, hasta que se oculta.

La chapolera es como una mariposa que está por el eje cafetero, va de municipio en municipio, igual que una andariega, y que con su traje le hace honor a la chapola de café, que como en el segundo mes empieza a abrir sus hojas”, describe Bely Valencia, chapolera y mujer emprendedora.

Claudia Gómez y Bely Valencia, mujeres chapoleras

El dicho “el buen hijo vuelve a casa” o la expresión “la sangre tira”, se adapta por completo a estas dos historias de mujeres chapoleras, que resaltan esta tradición representando con pasión y orgullo las costumbres cafeteras.

Claudia Gómez Grisales es una mujer orgullosamente campesina de Aguadas, Caldas, e hija adoptiva de Chinchiná, Caldas, quien hace parte de la cuarta generación de caficultores de una familia chapolera. A pesar de esas fuertes raíces, decidió estudiar en la ciudad Administración de empresas agropecuarias, pero los senderos de la vida la llevaron nuevamente a encaminarse por el mundo cafetero.

Regresé a esas raíces campesinas que uno tanto evoca, y que son parte de uno toda la vida, después hice un técnico en producción de cafés especiales y me sumergí más en la cultura cafetera, de las chapoleras y del café de especialidad”, comenta Claudia Gómez, chapolera, emprendedora y mujer caficultora.

Como proyecto de grado de ese técnico en producción de cafés especiales en la Escuela Nacional de la caficultura en Chinchiná, inició un proceso de acompañamiento, desde la semilla hasta la taza de quien la toma, en pequeñas fincas cafeteras de mujeres caficultoras, mejorando las calidades de los cafés y resaltando más esas notas especiales de los cafés de alta calidad.

Todo ese amor por el café y por la cultura cafetera, nació desde pequeña cuando recolectaba café en sus vacaciones, por eso, con su emprendimiento ‘Gragoz Coffee’, busca enaltecer a las chapoleras recolectoras, manteniendo vivo el legado de las mujeres caficultoras, pero también ofreciéndoles un espacio de empoderamiento.

“Iniciamos toda una labor muy bonita desde lo técnico y lo administrativo, pero enfocado en esa parte social en la mujer rural, en resaltar los valores y la cultura cafetera, en el cuidado del medio ambiente y todo el entorno natural de la zona, para generar cafés muy limpios, incluso orgánicos. Y con eso empezamos el crecimiento de nuestra marca”.

Bely Valencia, fundadora del “Club Heliconias, Chapoleras de Colombia”, se describe como una montañera del municipio de Marquetalia, Caldas, de familia agricultora y productora de café, quien también decidió no seguir la tradición y buscar un nuevo rumbo en Bogotá.

Pero un día, un viaje a Chinchiná, Caldas, un lugar que ella refiere como un paraíso cafetero lleno de montañas y árboles, donde la mayoría de las personas huelen y saben de café, le hizo replantearse su vida y la impulsó a iniciar de nuevo.

“Un amigo me dijo “invítame a tomar el mejor café del mundo”, hace unos doce años no había tiendas de especialidad como las que había en Bogotá, y me sentí mal porque literal no sabía sino hacer café instantáneo. Sentí que había dejado a un lado mis orígenes, que no estaba dejando un legado como si lo hacia mi familia”, explica Valencia.

Después de aprender de barismo, comenzó a sumergirse y apasionarse por el mundo cafetero, creó su primer negocio en honor a los beneficios que tiene un buen café para la salud, y se fue acercando a la recolección de café, los conocimientos y la jerga popular que se usa a diario en los cultivos y que se ha perdido.

Un ejemplo es, garitear, que Bely Valencia describe como “las que le llevan comida en portacomidas a los recolectores que a veces están muy lejos de los alimentaderos. A ellas les toca muy duro y son mujeres de las que nadie habla”.

De ahí, surge otro término que tampoco tiene mucho reconocimiento entre los cultivos de café, son las alimentadoras, a quienes les dicen “cocinas invisibles”, que tienen la función de darle una buena alimentación a los trabajadores de las haciendas, ya que son jornadas laborales muy largas.

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El significado de ser chapolera

Hay dos versiones, sobre el origen de la palabra chapolera: algunas interpretaciones dicen que nace de una mariposa a la que le dicen chapola, que vive entre los lotes de café.

La otra explicación señala que se le dice chapolera a la mujer recolectora, por la matica de café cuando está en sus primeras etapas, donde solamente tiene el fosforito y dos hojitas, en ese momento se le dice chapola.

“Ser chapolera significa ser una mujer caficultora, amante del café, de su cultura, sus raíces, que trabaja en pro de la caficultura y de la cultura cafetera, y que participa en cada proceso de realización de un buen café, desde su recolección y secado, hasta su comercialización”, explica Gómez.

Un elemento característico, es el traje de las chapoleras, que al verlo recuerda a los vestidos para bailar cumbia, este tiene un significado importante en su cultura, pues representa a una mariposa con sus colores, y a la chapola del café que siempre extiende sus flores.

Las chapoleras se levantan temprano, organizan todo lo de su casa y se van al lote a las 6 de la mañana o antes de que salga el sol, para comenzar a recolectar café fruto por fruto, árbol por árbol, en una labor que les toma todo el día, muchas veces acompañadas por los niños pequeños”.

Todo el proceso del café, desde que se siembra hasta que da la primera cosecha, es de aproximadamente dos años, en la región de Caldas, según explica con gran precisión Claudia Gómez, tenemos la cosecha alta que empieza aproximadamente entre septiembre, octubre y noviembre, donde se recoge la mayor parte del café que se consume.

Asimismo, tenemos una que se llama la traviesa, que se da más o menos en marzo, abril y mayo, por esa época hay unos cortes pequeños de café donde también se recolecta; por último, tenemos unos pisos térmicos más altos que están por encima de los 1.800 metros de altura, “que son la mayoría de fincas que trabajamos, y ahí tenemos pequeñas cosechas durante todo el año”.

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La importancia de la mujer chapolera en la caficultura

Las mujeres chapoleras tienen el rol de enseñar a las siguientes generaciones los saberes de la cultura cafetera, desde el conocimiento de nuestros antepasados acerca del café y sus procesos, hasta su transformación gastronómica, y su importancia en las raíces culturales de la región.

“Hoy celebramos el Día Nacional del Café, un producto que por años ha salvado la economía colombiana, y que sin los saberes de nuestros antepasados no sería lo que es, por eso es que, aunque la tecnología avanza a pasos agigantados, nosotras las chapoleras tenemos el papel de hacer un relevo generacional para que esos conocimientos e historias se sigan contando y dejando huella”, declara Valencia.

Las dificultades que tienen las mujeres chapoleras

“En este momento es la sobrecarga laboral, porque es la mujer la que lleva toda esa carga del hogar, de criar los hijos, cuidar al esposo, y además salir a trabajar todo el día, muchas veces en condiciones no tan dignas, solo con un pago diario, sin una esperanza de a futuro tener una pensión, un salario con prestaciones. Es como trabajar al día, trabajar a lo que da y no ser tan reconocidas entre la cultura cafetera”, manifiesta Gómez.

En este gran universo cafetero hay varias labores, que muchas veces son silenciosas, “dentro de la caficultura por temas, pienso yo, de machismo no se le ha dado ese valor agregado a la mujer, o esa importancia en la caficultura, y de hecho lo vemos reflejado en que la imagen del café de Colombia, es un hombre, Juan Valdez”.

Igualmente, Claudia Gómez y Bely Valencia consideran que este sigue siendo un gremio machista, que no le da valor a la mujer en un mundo de hombres, donde se supone que estos son las cabezas de las fincas o los patrones, por lo que es difícil recibir órdenes de mujeres.

“A veces a los hombres les cuesta entender que las mujeres también tenemos esas capacidades y esa fortaleza para tomar buenas decisiones, para poder ser la cabeza de una finca cafetera”, expone Gómez.

Mientras que, la chapolera Bely Valencia, considera que no hay políticas públicas con las que se pueda apoyar e invertir en acciones, que ayuden a salvaguardar el trabajo arduo que realizan a diario.

“Nos gustaría que existieran políticas públicas que nos ayuden a incrementar el consumo de un buen café. Si las personas vieran nuestra labor de convertir una semilla en una deliciosa taza de café, valorarían más nuestro trabajo”.

Pero, poco a poco las mujeres chapoleras se han ganado un espacio en cada área del proceso de creación de un producto de café, sobre todo, profesionalizando su labor y expandiendo su conocimiento a otros sectores, convirtiéndose en baristas, catadoras, tostadoras, expertas en la producción de cafés especiales, administradoras de fincas cafeteras, entre otras.

En medio de este lugar que se han ganado con dedicación, se impusieron el reto de generar una cultura del consumo de café de alta calidad, donde las personas se deleiten con una buena taza, y con la gran variedad de cafés que produce nuestro país, pues según el territorio donde se cultive posee distintas características organolépticas, que lo pueden transportar a una zona específica.

Queremos que la gente vaya a los cafés, que quiera tomarse un café de excelente calidad, pero además pregunte de donde es este café y cuál es la historia que hay detrás, quienes lo produjeron, que proceso tuvo, porque sabe distinto a otros”, culmina Gómez entusiasmada.

NAZHLY VIVIANA LÓPEZ

Nazlhy Viviana López - Canal Institucional