Los cambios en la seguridad aérea tras el 11-S

Los cambios en la seguridad aérea tras el 11-S


Tras 20 años de este atroz hecho, hacemos un recuento de las medidas de seguridad aérea que cambiaron tras los atentados a las Torres Gemelas.

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Iniciando el milenio, dando inicio a los 2000, la manera en que funcionaba la seguridad aérea era muy diferente a lo que conocemos hoy en día. Anteriormente existían menos protocolos y los registros no eran tan exhaustivos. Sin embargo, el 11 de septiembre de 2001, el ataque con dos aviones a las Torres Gemelas marcó un antes y un después en la historia mundial.

Anteriormente no era necesario sacar el portátil en los controles de seguridad, ni llegar al aeropuerto con varias horas de antelación para viajar a Estados Unidos, tampoco había la posibilidad de que se cayera el pantalón por quitarse el cinturón y ponerlo en la cinta. Muchas medidas que ahora nos parecen normales, hace 20 años no lo eran.

Las primeras medidas de seguridad en las compañías aéreas fueron los detectores de metales que llegaron a los aeropuertos americanos en 1973, por algunos secuestros e intentos de secuestro a aviones que se dirigían a Cuba.

Sin embargo, el sistema de seguridad aérea real solo nació después del lamentable hecho de los atentados a las Torres Gemelas el 11 de septiembre de 2001. Antes de esto las reglas solo decían que estaba restringido llevar en cabina "dispositivos para aturdir", pasando a detalladas medidas como la prohibición de implementos desde patines de hielo a tásers o bates de béisbol.

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Desde esta fecha empezaron a hacerse comunes los filtros y ejercicios de revisión exhaustivos, dejando las maletas, elementos electrónicos prendas como chaquetas, joyas y demás en bandejas, llegando incluso a casos de exigir descalzarse si el calzado es abultado y levantar los brazos dentro de un escáner 360º.

Tras el 11-S, aumentaron las máquinas de rayos X, los detectores de armas y de explosivos, capaces de analizar la composición química de los objetos. Además, llegaron los escáneres corporales para poder revisar cada rincón de la anatomía de los pasajeros cuando los agentes tuvieran sospechas de conductas extrañas.

Se puede decir que el 11-S puso la lupa en lagunas de seguridad que ya eran conocidas, pero que no se había solucionado. Por ejemplo, el personal responsable de los controles en los aeropuertos para el inicio de los 2000 en muchos casos no estaba cualificado para detectar las nuevas amenazas.

Antes de septiembre de 2001, trabajaban poco más de 16.000 guardias de seguridad privada en los controles aeroportuarios y para finales de 2002, se había contratado a 56.000 más. Adicionalmente, la Administración de Seguridad en el Transporte (TSA) contrató a unos 65.000 agentes federales nuevos.

Solo desde el 2001 se volvió obligatorio en Estados Unidos pasar por el escáner y revisar a mano el 100% del equipaje de bodega (antes se revisaba 1 de cada 20 bultos aleatoriamente). Además, quedó estipulado por ley que cada uno de los bultos (maletas, bolsos, paquetes o cajas de cualquier tipo) deben estar debidamente identificados con los datos del propietario.

Una de las medidas para proteger los vuelos para evitar que un pasajero llegase a tomar el control del avión fue prohibir que los pasajeros pasen a la cabina en el viaje y la instalación de cámaras de circuito cerrado de televisión. La cabina se acoraza a prueba de balas y se generalizan los cierres con código, para que solo el comandante (que además puede portar un arma) pueda desbloquear la puerta.

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Sin embargo, esta medida desencadenó el final del vuelo de Germanwings en 2015, al no permitir que uno de los pilotos entrase en la cabina para detener a su compañero, que poco después estrellaría el avión.

Con el 11-S se crea la obligación de llegar al aeropuerto con una antelación de más de 2 horas a tomar el avión para vuelos internacionales.

El otorgamiento de visas se endureció y los pasaportes comenzaron a incorporar indicadores biométricos: fotografías digitales y las huellas de los dedos índices. Los estadounidenses tendrían que llevarlo cuando volviesen de países donde, hasta entonces, no era necesario como Canadá, México y varias naciones del Caribe.

La prohibición de transportar grandes cantidades de líquidos se creó unos años más tarde, en 2006 cuando 24 terroristas intentan hacer explotar varios aviones en Reino Unido con las llamadas bombas líquidas. Fueron interceptados por la policía y en noviembre se activa la normativa que obliga a facturar, de geles a botellas de vino o queso de untar, con la única excepción de hasta 10 frascos de 100 mililitros.

Europa también tomó medidas después del 11-S haciendo obligatorias las que hasta entonces eran recomendaciones internacionales, unificando las normas europeas de seguridad.

REDACCIÓN CANAL INSTITUCIONAL