El Cole - Colombia

El Cole: la historia del hincha más fiel de Colombia


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Hace 31 años, Gustavo Llanos, era un estudiante de derecho que alternaba sus clases con la vida familiar, junto a su esposa y dos pequeños hijos en ese entonces. Como muchos y siendo el hombre de la casa, le afanaba el sustento diario para su hogar, así que se convirtió en vendedor en El Proveedor Naval, una empresa barranquillera cuyo dueño era uno de sus cuñados.

Los días eran tranquilos, salvo aquellos cuando salía el Junior a la cancha del Metropolitano. Ahí se encendía algo en el corazón de este hombre y por fortuna, en el de su esposa también, porque compartiendo una vida y unos hijos, el fútbol era una pasión que de igual manera tenían en común.

Estaba por terminarse la década de los 80 y un buen día, Gustavo se entera que su amada ciudad natal fue elegida como sede de la Selección Colombia en las eliminatorias,  para luchar por la clasificación hacia el jamás olvidado Mundial Italia 90. Ahí fue cuando la vida no volvió a ser la misma y su nombre de pila empezó a quedar en el olvido pues estaba naciendo un nuevo 'embajador colombiano'.

Rumbo a Italia

El domingo 20 de agosto de 1989 fue la primera cita del equipo colombiano dirigido por Francisco Maturana. Se enfrentaron contra Ecuador y gracias a dos goles del ídolo de Millonarios, 'El Guajiro' Arnoldo Iguarán, obtuvieron su primera victoria y empezaron con pie derecho ese camino hacia Italia.

Siempre de contrastes. Así ha sido Colombia. Dos días antes, le habían arrebatado la vida a Luis Carlos Galán en la plaza de Soacha. Hacer memoria en Colombia implica encontrarse con algo que obliga a cambiar el gesto de la cara. Sin embargo, el deporte nacional ha tenido esa característica de permitir secar las lágrimas y seguir mirando al frente.

Ese era el caso de este barranquillero que, para ese debut de la selección, decidió vestirse de gala, pues sería la primera vez que la gente vería a un hincha tan caracterizado.

Se miró al espejo e inspirándose en el Cóndor de los Andes, se puso unas alas gigantes pintadas con los colores que le hacían vibrar el alma: Un ala con la bandera de Barranquilla y la otra con el tricolor patrio.

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Colombia caminaba en las eliminatorias. El siguiente partido lo perdieron en Paraguay, luego de visitante contra Ecuador empató y cerró el ciclo en Barranquilla triunfando en la revancha contra el onceno guaraní. Las cuentas del fútbol determinaron que el equipo donde jugaba Valderrama, Leonel Álvarez y René Higuita entre otros grandes, tenía que ir a repechaje contra Israel.

Como locales ganaron y en Tel Aviv empataron sin goles. Pasaron.

Ahí, el destino sentenció al hombre vestido de cóndor para que fuera el acompañante de la Selección Colombia a donde ésta fuera. Llegó la hora de empacar maletas y convertirse en 'El Cole'.

Nace El Cole

"Empecé una logística para buscar patrocinios, porque no era lo mismo estar en mi ciudad que ir a un mundial. Fui a empresas a buscar patrocinios y no se dieron como yo pensaba. Hice una rifa, porque no me dejo vencer facilito, pero en la rifa también fracasé. Un poco irresponsable porque en última instancia decidí retirarme del trabajo. Yo sé que esa pasión por la selección no tiene razón", admite 'El Cole' en videollamada con Canal Institucional.

Ir a Italia era un acontecimiento para todos y al ser uno de los países íconos de la moda y las pasarelas, no se podía visitar de cualquier manera. Así que, con su personalidad arrolladora, El Cole habló con Edgard Pérez, reconocido diseñador que ha vestido a reinas de belleza, para que le aconsejara sobre su atuendo y lograr resaltar como un fervoroso hincha colombiano.

El diseñador no lo dudó, lo acompañó en el vestuario y le dijo que se trataba de un mundial y 'la pinta' tenía que ser muy diferente, llamativa...

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Las alas tenían que resaltar exclusivamente la bandera de Colombia, para que hicieran juego con el rostro pintado. Así le siguió dando vida a su colorido personaje.

"Aquí están mis prestaciones sociales. Vivan con eso mientras yo me voy para el mundial de Italia", fue la despedida de El Cole para su esposa y sus dos pequeños. En medio de risas, hoy reconoce que fue muy arriesgado hacer eso y agradece a Dios por lo incondicional que ha sido su familia, hasta el punto de permitirle dejar un trabajo por irse a perseguir a un equipo de fútbol.

El día en el que casi deja de volar

Las cosas empezaron bien en la tierra donde se baila la Tarantela. Colombia le ganó a Emiratos Árabes en su debut mundialista. Luego, perdió por la mínima diferencia contra Yugoslavia.

"Aquí están mis prestaciones sociales. Vivan con eso mientras yo me voy para el mundial de Italia"

Llegó el tercer partido, ese que nos devuelve en el tiempo y de inmediato nos deja ver en la mente la cara de júbilo de Freddy Rincón, corriendo con la inolvidable camiseta roja hacia el punto de tiro de esquina, para hacer de esa celebración un mar de abrazos, saltos, lágrimas y gritos por un gol inesperado, pero a la vez anhelado y casi que pujado.

Colombia empató contra Alemania en el último minuto y tenía derecho de avanzar a octavos de final.

"Íbamos perdiendo y yo seguía volando en la tribuna. Yo animaba a la barra porque todavía el árbitro no había pitado el final. Cuando yo siento es que me voy al vacío. Freddy Rincón hace el gol del empate y los tres que me sostenían con las cuerdas levantaron los brazos y me soltaron por la emoción", relata El Cole.

"Yo voy volando, pero para abajo. ¡imagínate! Uno de ellos me tenía amarrado a su cintura y por eso no logro caer del todo. Yo me lo llevo y él queda aguantado en las barandas. Me halan con las cuerdas y ahí celebramos en las gradas ese empate glorioso".

Algo parecido pasó cuando se consiguió el campeonato de la Copa América en el Estadio El Campín en 2001 y hace poco, cuando Yerry Mina devolvió la esperanza ante Inglaterra en el mundial de Rusia, con su gol de cabeza que por lo menos le permitió a Colombia alargar la ilusión yéndose hasta definición por penales, pero sin conseguir la victoria.

Cole Incondicional

Así han pasado más de tres décadas, con más de siete diseños de vestuario, siendo "el embajador colombiano por autodecreto", como él mismo dice, acompañando al equipo nacional sin importar si gana o pierde y siendo reconocido por el periodismo deportivo de Argentina, como el hincha número uno del mundo.

Como en Italia 90, El Cole se colgó con cuerdas en las tribunas para poder extender sus alas y volar, durante muchos años. Con el paso del tiempo, las condiciones de seguridad impuestas por la FIFA se volvieron más estrictas y hoy ya no le permiten hacer eso.

Así también, la piel de su rostro le dijo en algún momento: basta de pintura de payaso y por causa de una alergia actualmente solo usa antifaz tricolor.

Eso sí, su cabello sigue teniendo ese toque alterado con cortes atrevidos, gamas de colores y 'la pinta' infalible en todo compromiso de la selección. De hecho, para estas primeras fechas de eliminatorias hacia Qatar 2022, la pandemia no lo ha frenado.

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"Ni el covid, ni los efectos del covid me han despersonalizado. Eso no me arrebató la pasión por mi selección, ni la incondicionalidad. No voy a entrar al estadio, pero a mi hogar lo voy a convertir en un estadio virtual, con mi familia conformada por mi esposa, hijos, nietos y hasta el perro juniorista, que cuando hay un gol nos tira a morder".

Esos detalles fueron los que El Cole compartió con Canal Institucional, desde el museo que tiene instalado en su casa con decenas de fotos que le recuerdan por dónde ha estado y cuánto ha vivido, gracias a esa decisión de aquella vez de dejar todo por alentar con alas abiertas a la selección.

Nos pide que hagamos el canto que le hacen en las tribunas: "vaya cole, vaya cole, vaya cole", para sentirse más cercano. Así termina la cita con este admirado personaje; que ríe mientras recuerda, que inicia la entrevista con una oración hacia Jesucristo a quien le da honor siempre en su vestuario y lo menciona como lo más grande de su vida por ser el que le permite perfeccionarse como ser humano.

Un ícono reconocido por muchas generaciones en Colombia que también se ha tenido que adaptar a la nueva normalidad, aceptando charlas como esta, a la distancia, en la virtualidad.

DIANA CAROLINA FAGUA