Cáncer de mama: realidad que no mira edades, profesiones, ni géneros
Lina Patricia Escobar tiene 37 años y es médica especializada en ginecología y obstetricia. En el Día Mundial de la Lucha Contra el Cáncer de Mama, compartió con Canal Institucional su testimonio como sobreviviente del cáncer de mama que llegó a su vida siendo muy joven. Un ejemplo de que lamentablemente esta enfermedad no mira edades, contrario a lo que por lo general se tiene entendido.
Estando inmersa en el mundo de la medicina, incluso desde muy niña, ya que su padre le heredó ese gusto por el servicio a través de esta profesión, Lina comprendió siempre la importancia de aprender y realizarse juiciosamente el autoexamen de seno. Hoy asegura que puede contar su historia, gracias a la detección temprana.
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"Fui una de las pacientes jóvenes, porque siempre creemos que solo da en personas mayores. En mis pacientes jóvenes les recalco mucho que hay que hacerse el autoexamen, pues yo detecté una masa a los 28 años. Era un tumor de un centímetro en el seno derecho, era de crecimiento rápido. Ahí empezó todo el proceso de tratamiento", narra.
Otro error es generalizar que el cáncer de seno no produce ningún dolor, advierte Lina Patricia, ya que en su caso y por la ubicación de la masa en la glándula, sí había molestia y eso fue determinante para solicitar una cita médica a su EPS para iniciar con los exámenes necesarios que despejaran cualquier duda.
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Además, su caso, como el de cualquier otro paciente, fue tan particular, que ella venía en seguimiento por un papiloma intraductal hacía unos años, que es un tipo de tumor benigno que se aloja en los conductos lácteos de los senos. Ese papiloma fue removido con éxito en su momento, pero por prevención, siempre estuvo en controles debido a ese antecedente.
"Después de detectar la masa, me hicieron las imágenes donde se diagnosticó el cáncer con una clasificación muy mala. El ginecólogo me remitió a la mastóloga y ella me ordenó una biopsia, la cual resultó en un cáncer grado tres".
Decisiones radicales
La doctora Lina cuenta que “la propuesta inicial, por mi edad y los hallazgos, fue hacer una mastectomía radical, que es una cirugía de rotación del dorsal ancho, que significa pasar el músculo de la espalda para darle forma al seno y luego colocar implantes mamarios”.
Cuando inició el tratamiento, a Lina Patricia le realizaron cuatro quimioterapias y allí pasó a cirugía. Aunque al momento de la intervención ya no había masa como tal, no se podía saber con certeza cuántas células podrían estar comprometidas alrededor del seno, por eso, lo más seguro era hacer ese procedimiento tan difícil, pero efectivo contra la enfermedad.
“El apoyo de la familia y las personas que creemos en Dios y todo de lo que uno se pueda pegar, ayuda mucho para llevar este proceso difícil, pero si se detecta a tiempo, hay posibilidades de vida muy altas”, expresa esta mujer que tan joven, ya ganó una batalla muy importante.
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Explica que, por decisión propia, se sometió a la mastectomía del lado izquierdo teniendo en cuenta el historial médico que se había tratado en su glándula mamaria derecha. Así que lo hizo por prevención, ya que el tratamiento contra el cáncer detectado duró aproximadamente un año, con nueve quimioterapias y 18 radioterapias en total. Hoy, su cuerpo está libre de la enfermedad.
Eso sí, asegura que es indispensable continuar de manera puntual con los controles que se hacen inicialmente cada seis meses y luego cada año. Estas revisiones requieren de diferentes exámenes médicos para establecer rangos correctos que correspondan a un organismo sano. Por ejemplo, las pruebas genéticas BRCA1 y BRCA2, podrían indicar una posible relación entre cáncer de seno y cáncer de ovario.
El miedo que deja avanzar la enfermedad
Como ginecóloga, dice que “es muy triste encontrar pacientes con lesiones muy avanzadas en sus senos y esto se da, a veces por desinformación o porque el temor a escuchar un mal diagnostico” hace que simplemente omitan el tema, mientras el mal sigue avanzando en sus cuerpos.
También recuerda que hay muchos factores que llevan a tener esa enfermedad, como el hereditario, que es importante pero no determinante. También los cambios hormonales de la mujer que hacen que la mama sea muy susceptible a trastornos en las células. Otros factores como la obesidad, la raza y el tabaquismo, hacen parte de posibles causas.
Finalmente, la doctora Lina Patricia Escobar, manifiesta que, si bien su conocimiento médico le permitió ser acertada desde temprana edad con el autoexamen de seno, no quiere decir que otras mujeres tengan excusa para no detectar una anomalía a tiempo, pues se trata de un tema de amor propio.
Decirle al doctor que enseñe a hacer un correcto autoexamen y realizar las consultas anuales con los respectivos exámenes, hace parte de una rutina saludable, sumada a una buena alimentación y estilo de vida. Estar varios pasos adelante en la lucha y prevención de este mal, podría hacer la gran diferencia.
Cáncer de Seno, el primero diagnosticado en población femenina en Colombia
El médico Sebastián Quintero, especialista en mastología, rama de la medicina que estudia, previene y diagnostica todas las dolencias de las glándulas mamarias, también compartió sus conocimientos con Canal Institucional, a propósito del mes en el que se conmemora la lucha contra el cáncer de seno.
Asegura que en Colombia es una situación muy compleja, pues hasta hace unos pocos años, el primer cáncer diagnosticado en mujeres era el de cuello uterino y actualmente el primer lugar lo ocupa el cáncer de mama.
“Es claro que en los últimos años viene en un claro aumento de su incidencia y en las tasas de mortalidad. En las consultas, cada vez hay más casos y es esperable en la medida en que nuestra población ha envejecido y la expectativa de vida de la mujer ha aumentado notablemente en las últimas décadas. Eso hace que nuestra población sea de mayor edad y por ende empiezan a aparecer las enfermedades propias de la tercera edad como lo es el cáncer de mama”, explica el doctor Quintero.
Cifras atrasadas que agravan el panorama
Un componente que hace aún más dramática la situación de la enfermedad en Colombia, es el subregistro de cifras, pues seguramente lo que se observa en las estadísticas pueda ser mucho peor.
“Según Globocan, un observatorio de cáncer de la Organización Mundial de la Salud, hay 13 mil casos nuevos de cáncer de mama al año en Colombia y fallecen 3.700. Pero estas cifras son de 2018, con datos tomados en 2012. Quiere decir que tenemos casi una década de retraso de un registro actualizado”, advierte.
El médico nos explica esta situación porque en el país no existe una entidad que maneje puntualmente esos registros. Lo que se tienen son estadísticas institucionales provenientes de clínicas o entidades privadas, más no poblacionales que abarquen la realidad actual de la enfermedad en el país.
El Registro Poblacional de Cáncer, que hace la Universidad del Valle, indica, por ejemplo, que hay 49 casos con este diagnóstico por cada 100 mil habitantes, una cifra mucho mayor que la que publicada por Globocan.
“A esto se le suma los problemas en las actas de defunción, porque muchas veces el paciente muere por un paro cardiorespiratorio, pero derivado de una complicación de algún tipo de cáncer. Al final se tiene en cuenta solamente la causa de muerte, pero no la verdadera razón que produjo el colapso en el organismo”.
“Uno de cada 3.6 pacientes son los que están falleciendo actualmente en nuestro país por causa de cáncer de mama, pero hay que tener en cuenta que esto cambia año a año. En la medida que hemos ido mejorando el diagnóstico temprano, a futuro se espera que disminuya esa tasa entre pacientes que se diagnostican con los que fallecen”, señala el experto.
¡Ojo! No basta solo el autoexamen
“La única herramienta que ha logrado demostrar disminución de la mortalidad por cáncer de mama es la mamografía. Este examen ha logrado disminuir la mortalidad en un 25%. Eso no lo logra el autoexamen ni la valoración por un especialista. Para que exista un tumor que sea palpable, ese tumor ya ha tenido que pasar suficiente para lograr un tamaño tal, que el médico o la paciente lo puedan palpar”, advierte el doctor Sebastián Quintero, sobre basarse solamente en la palpación con las manos para emitir un diagnóstico.
Por eso insiste en la importancia de realizar imágenes diagnósticas como la ecografía o la mamografía, dependiendo de la edad, para establecer con total certeza si hay algún daño en los tejidos de la glándula mamaria.
“Las manos del médico están más entrenadas para detectar lesiones pequeñas a diferencia de las mismas mujeres y, por ende, la única forma que tenemos de hacer detección de tumores malignos cuando todavía son asintomáticos, es a través de las imágenes mamarias como mamografía y ecografía”, indica el médico Quintero.
Recordó los signos de alarma, que lastimosamente en algunas ocasiones son muestra de una enfermedad muy avanzada: Secreción en el pezón, engrosamiento de piel, bultos, retracción o hundimiento de piel
“El concepto generalizado del autoexamen es erróneo porque nunca se creó para que las mujeres identificaran tumores. El autoexamen se diseñó para que las mujeres aprendieran a conocer lo normal del seno. Así, mes a mes yo puedo decir que es lo mismo que palpé el mes pasado y voy conociendo mis senos”.
Esto permite que cuando se note algo anormal, se pueda acudir al médico para que rápidamente se hagan los exámenes de imágenes pertinentes.
El momento ideal para hacer el autoexamen es entre el quinto y séptimo día después de la menstruación y en mujeres a las que ya no les llega el periodo por edad o método de planificación, deberán elegir una fecha en el mes para realizarlo en ambos senos.
Para muchas mujeres, el acceso a imágenes diagnósticas a tiempo, es un privilegio. Por esa razón, el doctor Quintero hace énfasis en que un médico general puede hacer la solicitud de una mamografía porque es un examen cubierto por el sistema de seguridad social.
“Nuestras leyes dicen que la mamografía se debe hacer desde los 50 años, cada dos años hasta los 70. Personalmente sugiero el examen a partir de los 40. Lo que no puede pasar es que una mujer consulte por sintomatología y le nieguen la realización del examen sea por edad o necesidad. Es un estudio cubierto y debe ser prioritario al tratarse de la posible detección de una enfermedad con alta incidencia”.
El cáncer de mama también es cosa de hombres
El mastólogo Sebastián Quintero, manifiesta que “es triste que los hombres no sepan que eso les puede pasar. La mayoría piensan que eso no les compete y como seres humanos que somos, tanto mujeres como hombres tenemos glándula mamaria. Lo que pasa es que en el hombre es una glándula mamaria atrofiada, pero como estructura histológica es igual a la de la mujer y por ende tiene la misma posibilidad de hacer las mismas enfermedades”.
Revela que ha tenido pacientes con cáncer de mama de género masculino y que por lo general se presenta en edades avanzadas, aunque eventualmente se puede ver en hombres jóvenes. “En esos casos se debe descartar que esa persona no tenga alguna mutación genética”.
Los síntomas en hombres son similares: cambios en la piel, masa palpable, secreciones, por ende, el tratamiento es igual: quimioterapia, radioterapia y cirugía.
En este diálogo con Canal Institucional, el especialista señala que el 75% de los cánceres no tiene ningún factor de riesgo previo y se calcula que tan solo el 10% de los casos con esta enfermedad tiene un antecedente familiar.
“Las personas se relajan mucho y dicen: es que mi mamá no tuvo cáncer ni mi abuela y nunca ha habido cáncer de seno en mi familia. Por eso nunca se hacen una mamografía. Esta enfermedad muchas veces no necesita de antecedentes familiares, pero si una persona tiene casos en las generaciones anteriores, con mayor razón debe consultar”.
En esta fecha en la que recordamos la importancia de tomar consciencia frente a esta enfermedad, debemos tomar acción, ponernos al día con los exámenes necesarios e invitar a nuestros familiares a que acudan a sus chequeos médicos y sepan conocer sus cuerpos, para detectar alguna anomalía.